Es una pena irse, esto comienza a ponerse divertido (Gay Lussac) Pasar 30 años y un chorreón, al lado de este tío, escuchando su voz “pavarótica” en los pasillos o confundiéndolo tantas veces con Bud Spencer, no penséis que ha sido una cosa fácil, 30 años y pico en nuestra escuela, en los cuales, hemos tenido de todo, pero, ya dejando las bromas a un lado, que han sido una constante en ese largo periodo, tengo que decir en su favor que se entregó al trabajo y se ganó el aprecio, de los alumnos principalmente, que al fin y al cabo es lo que nos importa a los docentes, además del respeto del pueblo. Su clase siempre abierta para todo aquel que lo necesitaba para lo que fuera, siendo siempre receptivo a los consejos de los demás. A pesar de su rigidez con los alumnos perennemente ha sido amable y cariñoso con ellos, aunque estos sintieran cierto temor a dirigirse a él en los momentos problemáticos. Entre la innumerable cantidad de anécdotas que podría citar, recuerdo la cantidad de cla
Querida abuela Encarna: Ha pasado una infinidad desde que nos comunicamos la última vez, han ocurrido tantas cosas que sólo me voy a remitir a las más cercanas en el tiempo y una de ellas es que cuando vengas tienes que ingresar, aunque sea tus fondillos, en uno de los dúctiles asientos de la fachada de la iglesia. Hay bancos y cajas que te cobran por cualquier cosa: por una transferencia, por una tarjeta, por extraer dinero en un cajero distinto, etc., etc. No hablamos de los descubiertos, los préstamos, las hipotecas... (Aunque adopten nombres tan sugerentes cómo Cívica -¡ay! Si fuera así- o Bankia que no sé si se traducirá por Ban… ¡quiá!) Estas cajas, bancos y otras industrias del dinero, que se unen o se separan con la facilidad de los nuevos matrimonios no son tan seguros y fuertes como los bancos del ayuntamiento. Ésos que te agradecen que te sientes en ellos, tal y como ocurre con los bien basamentados en las inmediaciones de nuestro templo parroquial. Escaños que no necesitan